Según diferentes investigaciones, la relación de pareja incide tanto en la salud mental como física puesto que la calidad de la relación afecta al desempeño del sistema inmune. Así, los conflictos y problemas de pareja aumenta no sólo la probabilidad de enfermar sino que también posibilita que los hijos e hijas sufran elevados niveles de estrés y un mayor índice de fracaso escolar, problemas de comportamiento, depresión…
Habitualmente, sólo suele buscarse ayuda para salvar una relación de pareja cuando ésta se encuentra muy deteriorada o en crisis. Si bien, una de las mejores maneras de resolver los problemas de pareja es tratar de prevenirlos en la medida de lo posible, el hecho de buscar ayuda ante las primeras señales de aviso de crisis o problemas en la relación también ayudaría a disminuir el índice de rupturas y todo el sufrimiento que genera antes y después de producirse la misma. Así mismo, distintos estudios indican que las principales señales que predicen la ruptura de una relación de pareja son: el planteamiento agresivo, negativo y acusador en las discusiones, aunque se haga sin alteralse (críticas, desprecio, actitud evasiva, actitud defensiva…), el sentirse abrumado/a, los intentos de desagravios o de disminuir la tensión fracasados, los pensamientos negativos sobre la relación… Así, si la capacidad que tiene cada miembro de la pareja de inducir emociones negativas en el otro es un buen predictor de la disarmonía y la ruptura, introducir pequeños cambios en los patrones de comunicación emocional, puede ser un buen comienzo para abordar los conflictos y problemas de pareja y mejorar la relación.