BIENESTAR PSICOLÓGICO Y AUTOESTIMA

Autoestimarse tiene que ver con apreciarse y tener confianza en las propias capacidades. Esta visión básica sobre nosotros mismos se inicia en nuestra más tierna infancia y va desarrollándose a lo largo de nuestra vida. Así, diferentes experiencias tempranas, tanto en positivo como en negativo, contribuyeron a esta percepción, a esas gafas personales con las que nos miramos y vemos e interpretamos las reacciones y comentarios de los demás.

 

Unidas a las experiencias vividas, tenemos una serie de grabaciones antiguas que forman parte de nuestros diálogos internos y que, en el caso de una autoestima deficiente tienen, sobretodo, que ver con la crítica, la comparación, la recriminación, la minusvaloración… Es decir, es como si en los orígenes de la autoestima se hubiesen diseñado los programas que tiñen las gafas con las que nos vemos a nosotros mismos y percibimos a los demás. Por ello, modificar esta visión distorsionada sobre nosotros mismos es un proceso que requiere tiempo y perseverancia.

 

Eliminar o cambiar patrones de pensamiento que están profundamente enraizados y forman parte de la identidad de la persona es un compromiso a largo plazo y tanto las personas que buscan ayuda psicológica y realizan terapia como las desean mejorar la autoestima a través de cursos u otros medios tienen que ser conscientes de ello. No existen recetas rápidas a la hora de construir una autoestima saludable. Todo esto es importante tenerlo en cuenta para perseverar en el esfuerzo de adquirir nuevas habilidades y dejar atrás viejas actitudes. De ahí la importancia de implicarnos e intervenir activamente para cambiar la forma disfuncional en que nos tratamos ya que, de lo contrario, difícilmente conseguiremos la motivación suficiente para perseverar en la consecución de nuestros objetivos o nuestros sueños.

 

Mejorar la autoestima contribuye a nuestro bienestar psicológico y tiene mucho que ver con sanar nuestras heridas y disminuir los autodiálogos disfuncionales, reemplazándolos por una descripción más realista y amable de nosotros mismos. Generalmente, no somos conscientes de que lo que nos decimos a nosotros mismos es decisivo para nuestro bienestar. Si, en muchas ocasiones, lo que la voz interna nos susurra tiene que ver con errores pasados, acusaciones y críticas, no debe sorprendernos que nuestra autoestima y, por lo tanto, nuestro bienestar, se resienta. Y son esas mismas conversaciones internas las que pueden restarnos confianza en nosotros mismos y percibir el éxito en algunas áreas de nuestra vida como algo ilusorio e inalcanzable.

 

Por otra parte, podemos pensar que mejorando algunos factores externos (condiciones laborales, relaciones familiares…) nuestra vida cambiará y podremos alcanzar la felicidad. Si bien es cierto que ciertas circunstancias contribuyen a esa efímera felicidad que ansiamos, cuando realmente mejoramos la relación con nosotros mismos, vamos sanando el malestar interno y aprendemos a amarnos, nuestra vida mejora. Y ese proceso es una carrera de fondo donde existen muy pocos atajos.

 

“La autoestima es aquello que nos impulsa hacia la libertad, analizando objetivamente nuestras creencias básicas, modificando paso a paso las más negativas y escapando así de una prisión autoimpuesta hacia una vida más libre y satisfactoria” (McKay y Fanning )