
AUTOESTIMA, BIENESTAR Y TERAPIA
Se ha escrito mucho sobre autoestima. Se han publicado numerosos artículos sobre cómo la autoestima nos afecta y puede influir notablemente en nuestro bienestar psicológico y en nuestra salud. También existen muchos libros de autoayuda y abundante información en la red que hablan de cómo interfiere en el camino hacia la felicidad y de cómo “elevarla”, ofreciendo diferentes consejos para mejorarla. La mayoría de la gente también conoce términos como autoconcepto, asertividad… que están relacionados con la autoestima. En definitiva, no podemos decir que la autoestima sea un concepto desconocido.
Sabemos que la visión subjetiva mediante la cual cada ser humano evalúa su valía personal y competencia se denomina autoestima. También sabemos que esta percepción sobre uno mismo cobra una importancia fundamental por la influencia que tiene tanto en su felicidad como en sus actuaciones presentes y sus expectativas futuras.
Sin embargo, seamos conscientes o no de cómo una deficiente autoestima puede estar interfiriendo en diferentes áreas de nuestra vida, lo cierto es que influye directamente en lo que se refiere a nuestro bienestar psicológico y felicidad personal. Y, en este sentido, puede afectar a personas indistintamente de su edad, género, estatus social… y encontrarse en todas las profesiones, independientemente del éxito alcanzado. Es decir, no necesariamente el éxito profesional es un indicador de autoestima saludable.
Aunque, como en todo, dentro del concepto de baja autoestima hay grados, estoy de acuerdo con diferentes autores cuando dicen que un déficit de autoestima es el problema central en la mayoría de las personas que acuden a terapia. En este sentido, argumentan que, dentro del contexto terapéutico, puede ser diagnosticada de forma errónea como un trastorno de personalidad, ansiedad, depresión… ya que aparece en los criterios diagnósticos como síntoma de muchos otros trastornos y no al revés. Es decir, la baja autoestima no sería necesariamente un simple síntoma, sino un trastorno mucho más complejo del que hay que recuperarse. La experiencia me dice que, en muchos casos, tras la ansiedad, la angustia emocional, la insatisfacción extrema… se encuentra una deficiente autoestima y tomar conciencia de ello es importante para iniciar el camino hacia la recuperación.
Se acuda o no a terapia, es importante comprender que el hecho de que una persona se vea a sí misma de forma incorrecta (inferior, inadecuada, no merecedora de amor, defectuosa…) conlleva un alto grado de infelicidad que, en algunos casos, se sobrecompensa manifestando exageradamente todo lo contrario (mostrándose superior a los demás o merecedora de un trato especial…). De la misma forma, a modo de ejemplo, podemos señalar que la evitación de situaciones sociales, la hipersensibilidad ante comentarios ajenos, la hipervigilancia ante las reacciones de los demás, la excesiva e improductiva autocrítica, el hecho de no poner límites o realizar comportamientos que nos perjudican…son síntomas que evidencian una frágil autoestima.
A la vista de lo ya comentado puedo concluir diciendo que una autoestima deficitaria podría ser una de las dificultades principales para alcanzar aquello que deseamos: una vida más satisfactoria y plena. No obstante, siempre tendremos la capacidad de cambiar esta situación, aprendiendo nuevas habilidades y relacionándonos de forma diferente con nosotros mismos y con los demás.
Es imposible la salud psicológica, a no ser que lo esencial de la persona sea fundamentalmente aceptado, amado y respetado por otros y por ella misma (A. Maslow)